domingo

De la mano...

La Felicidad, tan envidiosa de las demás emociones, quiso doblarle la mano al Arrepentimiento. Pero éste se hacia más pequeño junto con la Vergüenza, tanto así que empezaron a ser ignorados por la Sutileza.
De repente la Pasión devoró a la Vergüenza, no dejando nada más que los ojos asustados que era tan frecuente en ella. Fue así como el Dolor se fue marchando, pensando que ya no tenía nada que hacer dentro de sus posibilidades. La discusión que tuvo el Dolor con el Amor, ya bien todos sabemos quien podría ganar en ésto.
El Amor se estaba haciendo indiferente. Ahora el Amor y la Pasión no caminaban de la mano, y hace rato que la felicidad dejó de caminar con ellos... Por envidiosa que se puso. Tan envidiosa que la misma Envidia susurraba siempre al oído palabras de poco sentido.La Envidia le tenia envidia.
A la larga la única que miraba de reojo al Amor, era la Locura, que con sus ojos de armonía trataba siempre de llamar su atención, pero el Amor, ciego a la Pasión la ignoraba completamente. La Locura se hacia más inmensa y notoria, pero al Amor le habían robado los ojos, ya no podía observarla. 
La Pasión, quien era la más sensual, se fijo en los actos de la Locura y fue donde ella. Se abrazaron, y en ese minuto todos en la tierra sintieron el deseo carnal que tanto anhelan las personas. 
La Locura y la Pasión se fundieron y se hicieron uno. 
El Amor, ciego ante todo, buscaba la Felicidad y no la encontraba. Buscaba la Pasión y no la encontraba. 
Ahora el Amor estaba solo. 
Y con sus manos solo tocaba el aire invisible ante él. Tratando de buscar algo. Y no lo encontraba. 
De repente algo sintió.
Sintió al Dolor acurrucado en los brazos de la Tristeza. Tan pequeño y débil que ya no había nada que hacer, ni el mismo Amor pudo hacer algo. Porque ahora el Amor ya no tenía fuerzas para nada. El Amor estaba solo tratando de tocar al Dolor, pero era el Amor al que más le dolía saber que no podía ver, tocar, sentir... 
El Amor iba quedando solo... incluso más solo que la Soledad. Incluso más desesperado que la Desesperación. 
El Amor por primera vez iba envejeciendo, Solo.

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Pero, de un momento a otro, la Esperanza toco sus huecos que tenía como ojos. Y sus ojos volvieron a nacer. 
Desde ese minuto, el Amor no le suelta la mano a la Esperanza.