viernes

[ Escúchame...

Te veía entre sábanas, durmiendo entre el silencio y tu respiración. Tranquila entre la vida y la muerte, después de todo el amor que nos dimos, pudiste desear estar en los brazos de Morfeo por algunas horas, pero yo no podía dejar de mirar tu esencia, tu delicada forma hacia que el mismo Sol tuviera envidia de tu belleza infinita.
Hermosa... única.Eres la reencarnación perfecta de Venus dentro de esta basura absoluta de sociedad.
Tus cabellos descansaban junto a tus labios que plácidamente navegaban por un sueño infinito. 
Te amo. Nunca te lo dije, no sé si podré decirlo alguna vez, pero te amo. Ahora tu ahí en mi cama con el aroma de tu exquisita sabiduría , hace que el tiempo pare en un instante para contemplarte mientras la música que nace, me incita a seguir a tu lado, acurrucarme y decir que eres mía. Música constante...música eterna. Armonía de la delicadeza, Belleza de mi partitura plasmada en mi vida... Te amo.

domingo

En un bar maloliente estaba él, su mano sujetaba su cabeza que llena de pensamientos tenía. Y la bebida lo podía poner más cuerdo dentro de la locura que lo encerraba en su mundo.
Es extraño ver a un hombre derrotado por su vida con algún brillo en sus ojos aún. Él si que tenía esa luz. Se le podía notar por su manera de mirar... tenía el recuerdo de quien le había robado el corazón en su memoria, el Olvido no podía con ella. Recordaba su rostro, su cabello, su olor... y el aroma de sus labios llegó hasta él gracias a la magia de su imaginación... cerraba sus ojos con nostalgia.
Solo y triste. Patético ante su existencia.
Se creaba toda una situación de donde se encontraría ella, disfrutando de su vida, bailando y cantando, feliz sin él, con su cabello al viento.. y ese aroma tan suyo.
Una lágrima nació en silencio...


El otro lado de la vida, en el último rincón de una casa oscura, estaba ella. Acostada, tratando de engañar al silencio y la soledad, pero el frío que trae consigo la soledad no la dejaba tranquila, temblando de vez en cuando. Acurrucada con el pensamiento pesado. Recordando la mirada de quien le había revivido el corazón, sus gestos, su sonrisa... su olor.. Y de repente, la magia de la imaginación trajo una brisa del perfume del hombre que pensaba que había olvidado. Esta vez, el olvido se le olvidó olvidar a quien debía olvidar. Sola e insegura. Confundida y menospreciada, se lo imaginaba cantando y bailando lejos de la ciudad, feliz sin ella, con su sonrisa regalándola a otras personas.
Una lágrima nació en silencio...


Las cosas de la vida.