lunes

Recuerdos...

Ella miró a su alrededor.. y si. Realmente estaba sola.
Recordaba los lindos momentos de su vida. Recordaba sus primeros años cuando todo era feliz y nada te hacia dudar del presente o del futuro, y menos del pasado... recordaba las sonrisas de sus padres, esos abrazos que parecian que te ahogaban con tanto cariño, esos besos y los "te quiero" que flotaban por su casa, esas noches que tenia miedo y que su padre iba a leerle un libro para que durmiera en paz, esos juegos infantiles que te hacen soñar, los amigos de algun momento... los amores. Asi veia su vida en pocos segundos, recordaba sus años de colegio y sonreia con ello... Recordaba a sus amigos que le decian "amigas por siempre", otra sonrisa...
Se veía a ella misma corriendo de los juegos, ¡que años! tantos recuerdos... Pero ahora solo podia sonreir en silencio.
Amigos, que gran palabra que alguna vez ella uso para referirse a sus cercanos, ¿La usará aún?...
Derrepente le nació una lágrima, rápidamente la limpio, como queriendo esconder su dolor. En su mente decia "Amigos... " y sonrió nuevamente justo cuando dejaba salir una nueva lágrima.

Miraba su cuarto y veia fotografias, recordaba tantas cosas que en su adolecencia vivio en esa pequeña habitación ¡vaya, que recuerdos!. Abrió el cajón de su velador y se encontró un dibujo.. si, un dibujo algo abstracto, rostros de personas, lineas y garabatos que no se comprendia a simple vista, pero ella no vió el dibujo, ella veía el recuerdo de ese día cuando él le daba ese dibujo mientras ella escondia algo en su corazón, algo que nisiquiera ella sabía que era y que más adelante pudo descubrirlo. Miraba los garabatos y recordaba cada momento que tuvo con él. Lo recordaba riendo, enojado, despeinado o feliz, de cualquier manera lo recordaba asi tal cual era, simple y transparente, como solo él lo era. ¿Cómo estará él? ¿Qué hará en este instante? ... No... debe estar muy bien y solo eso.
Nuevamente una lágrima se asomaba para ver sus recuerdos...

domingo

Un dulce sueño

Y de repente abrí mis ojos y vi que el suelo se alejaba cada vez más de mí. Fue tan rápido que sentía nauseas y deseos de parar. Sentí temor y me aferré a lo más cercano que divisé, una pequeña y débil rama de un árbol viejo y sucio. Entonces comprendí que en verdad ese árbol era el que había crecido casi de la nada, sin darme cuenta, y la tierra estuvo intacta desde un comienzo. Miré abajo y en realidad era hermoso, no como lo vi en un principio. Un verde prado ajeno al horror de la ciudad. Niños jugando y corriendo de un lado a otro sin preocupación alguna. Un cielo color púrpura. Aves cantándoles al sol. Y vi a muchas personas caminando bajo el árbol, mientras se sacaban fotos o corrían, o caminaban de la mano, pero nadie veía que yo estaba ahí, en lo más alto del viejo y sucio árbol. Pero no me importaba, se veían tan felices todos que en verdad lo ultimo que me importaba era que su felicidad se fuera de la nada.
Volteé para mirar el otro lado del verde prado, pero en su lado opuesto había un rotundo cambio. Era un lugar lóbrego, terrorífico, horrible, un aire espeso, sin su perfecto y precioso sendero que se veía al otro lado, a o lejos se veían árboles quemándose, aves que morían por no tener el aire suficiente, hombres con capas que gozaban viendo sufrir a los animales que corrían.
Me sentí con la necesidad de bajar y gritarles a todos, de escupirle si fuera necesario. Cómo no podían vivir como los demás, como los que estaban a solo unos kilómetros de su lado. No podía entenderlo. Y bajé. Pero ahora nuevamente sentía que nunca podía llegar al suelo firme, trataba de volar, pero cada vez me sentía con menos fuerza para sostenerme a mí, la brisa en mi rostro me ardía.


Entonces sentí que me tomaste de mi mano, y flotamos. Te miré y me sonreíste, así igual como la primera vez que mi corazón latía tan fuerte ¿Te acuerdas? De un momento miré abajo, y ya no había temor, estábamos en el lado hermoso, en el lugar que no teníamos miedo, el lugar de las aves que cantaban, pero no quisiste bajar, quería solo volar, solos, de la mano, sin temor a nadie. No existían palabras entre nosotros, pero esas miradas significaban más que cualquier otra cosa. Así fue como llegamos volando nuevamente al viejo y sucio árbol, nos sentamos juntos mirando como moría en sol en el horizonte.
Y de repente cerré mis ojos…

miércoles

No mires hacia atras


Han pasado los días y he sentido como si hubieran pasado meses, las horas caminan sin darse cuenta que yo me quedo mirando. Aún me siento tan extraña como la primera vez que te vi.
Qué importa que digan los demás? Si lo que realmente importa es que estamos juntos, que cada día despierto con una sonrisa en mis labios porque sé que estas ahí, por que puedo verte en el cielo, sentirte en el viento acogedor, escucharte en una nota, o imaginarte conmigo cuando puedo leerte.
Tantas cosas que nos empequeñecen, pero a la vez nos hacen crecer. Sé que tu no tienes la culpa de ver el Sol cada día en mi ventana, quizás yo tengo la culpa que haber visto ese día ese Sol que me iluminaba secretamente.
Una brisa vino hacia mi y quise abrazarlo, tocarlo… tu entiendes. Dan ganas de tomarlo y guardarlo para siempre, y creo que así fue, aun la guardo conmigo y cada vez que lo siento, te siento a ti.

No dejes que los demás vean en ti algo que no es. Por que eres maravilloso así, tal cual eres. Te quiero así, y ningunas palabras al aire que no sean necesarias en mi vida harán que cambie de opinión. Por que cada día te voy conociendo y me gustas más.

Dejemos que muera el Sol cada tarde para que podamos brincar desde lo más alto sin temor a nadie ni a nada. Cerremos los ojos para poder vernos mejor, hablemos con la armonía muda de nuestras voces, corramos por los mares y no miremos para atrás. Será lo mejor.

Sabes que te quiero y me gusta despertar sabiendo que existes.