miércoles

- Y yo sigo esperando tus palabras- Dijo la mariposa moribunda entre las flores.
- Ya no tengo nada que decir.

Y volando se fue con las alas llenas de sangre por la caída que con tanto dolor pudo sanar.
La mariposa, sola y llena de esperanzas cerro sus ojos para nunca más abrirlos. La última imagen que tenía en su mente era la del Mirlo volando por la oscuridad de la noche dejándola atrás, olvidando su recuerdo y jamás la volvería a ver como antes.

El Mirlo entre tanto pensar se odió a sí mismo y con sus alas de sangre volvió para amarla, pero ella ya no estaba.  Un campo de flores marchitas yacía en aquel lugar. El no recordaba por qué había vuelto a ese lugar. La mariposa volaba a otras direcciones de la eternidad y él jamás la volvería a ver como antes.

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