sábado

Negra soledad.

Agosto del 2008

En mi soledad voy decayendo poco a poco,
como aquel rio inmortal que cae
ciegamente por el abismo de la corriente
sin saber que el final de su viaje
chocará con las más duras rocas
que jamás pensará que existen.


Déjame huir viento, querido;
déjame volar para seguir siendo
libremente inocente
como era aquel entonces.
Déjame correr viento, querido;
déjame salir de este universo
y entrar al tuyo propio
para sanar mis heridas que tanto
pesan desde aquel entonces.


Ese entonces en el que era
solo yo y tu.
Ese entonces que jamás podré olvidar


Quiero volver a sonreir, bebé.
Quiero poder sanar en mi corazón
todo el mal que lleno conmigo.
Quiero limpiar aquel negro corazón
que me dejaste desde que
decidiste volar como el ave,
idiotamente ciego ante la realidad.


Sufro. Sufro por mi pena
que llevo en mi negra oscuridad,
en mi negra soledad.



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