Era yo.

... Y pensar que en verdad era yo.

Esa que te hacía temblar con una sonrisa,

la que pensaba que todo lo que me representaba

era diferente al resto

... "especial"...

No era más que el retrato borroso

que quien no tiene voz ni sueños.

No era nada más que un pedazo de cielo oscuro

enterrado bajo el infierno del universo abstracto

de algún sitio vacío.

Era el simple susurro de la noche

galopando en las arenas del mar.

Era el roce de los pies

donde nadie había caminado aún...

Era la diosa a quien nadie alababa,

la que sin el querer ni amar

podía amar y querer.

Era la sombra de una madre cariñosa

esperando que sus hijos vuelvan a comer

y nadie volvió.

Esa era yo... la soledad.

La verdad detrás de la mentira

La ilusión hecha perfección.

Una Luz en el amanecer oscuro de la mente

de un demente.

Era el plato favorito, sin ser saboreado.

La manta de abriga solo en las noches

de invierno con un cálido parpadeo de verano.

Era el aroma dulzón a quien nadie gusta

pero todos aman, sin comer.

No era nada más que una simple flor de otoño

naciendo de las ramas secas del árbol

más obstinado y repugnante

El arlequín sufrido y triste

que lloraba cada noche

pensando que en algún momento de su vida

iba a ser feliz.

No era nada más que nada

La nada misma con un todo

un complemento perfecto para la inocencia

y la desgracia.

Era eso a quien todos temen

y nadie conoce.

Era el monstruo que todos conocían

que todos temían, que todos odiaban.

Pero nadie lo enfrentaba.

Era la melodía de una voz ajena

que se escucha en la conciencia

y que no deja respirar a la inquietud.

La sabiduría de la mente joven

y la debilidad de la mujer.

Era el golpe bajo

el golpe tierno.

No era nada para los ojos de muchos.

Pero para los mios

era Todo.